miércoles, 1 de enero de 2014

LA POROROCA



Alberto Casas

     

Corresponde a Vicente Yáñez Pinzón (1462-1514) la gloria de mandar la carabela Niña en el descubrimiento de América, pero también de ser, no sólo el primero que descubrió la costa mejicana, con las carabelas Magdalena y San Benito en la expedición que realizó en 1508 con Diego Díaz de Solís, sino, asimismo, el primero que cruzó la línea equinoccial alcanzando, aproximadamente, los 8 grados de latitud Sur y descubrir, sobre los días 20 y 26 de Enero de 1500, las tierras vírgenes del Brasil, de las cuales tomó posesión cortando ramas y árboles, y paseándose por ellas y haciendo semejantes actos profesionales y jurídicos. Las naves expedicionarias, cuatro carabelas pequeñas, que zarparon del muelle de las Muelas de Sevilla entre noviembre y diciembre de 1499, iban tripuladas mayoritariamente por sus parientes y vecinos de Palos, Moguer, Punta Umbría, Lepe etc., algunos curtidos en la travesía oceánica, como su hermano Francisco Martín Alonso Pinzón, su tío Diego Martín Pinzón el Viejo, sus primos Juan, Francisco y Bartolomé (hijos de Diego), el físico Garci Fernández que desde el primer momento había apoyado a Cristóbal Colón durante su estancia en Palos de la Frontera, a los pilotos Juan de Jerez, Juan Quintero Príncipe, Juan de Umbría (Punta Umbría) primo segundo de los Pinzones, Alonso Núñez y Juan de Jerez, los marineros García Alonso, Diego de Alfaro, Rodrigo Álvarez, Diego Prieto, Antón Hernández Colmenero, que años más tarde, en 1519, se embarcó en la expedición de Magallanes que culminó El Cano dando la primera vuelta al mundo, siendo de los pocos supervivientes que en la nao Victoria desembarcó en Sevilla el año 1522; Juan Calvo, Juan de Palencia, Manuel Valdovinos, Pedro Ramírez, Juan de Lepe, Pedro Medel, el despensero García Hernández, Cristóbal de Vega y otros, como Arias Pérez y Diego Fernández Colmenero, hijo y yerno respectivamente de Martín Alonso Pinzón.
  Por entonces la navegación astronómica, por debajo de la línea ecuatorial, ofrecía serias dificultades ante el hecho de que al ocultarse la estrella Polar en el hemisferio y desconocerse las características de la Cruz del Sur, la situación sólo podía obtenerse por la meridiana del Sol y el correspondiente cálculo de las declinaciones.
   Datos rigurosamente históricos avalan la primacía del piloto Palermo en las costas brasileñas, como el avistamiento del promontorio al que se bautizó como Santa María de la Consolación, probablemente los actuales cabos San Agustín o el San Roque, desde el que ordenó virar en redondo arrumbando al norte encontrando, próximo a la línea equinoccial, una corriente de agua dulce y fangosa que penetraba muchas millas en el mar, decidiendo seguir su estela gobernando hacia tierra hasta abocar en la desembocadura de un gran y caudaloso río que los indios llamaban Tungurahua y que él bautizó con el nombre de Santa María del Mar Dulce, después Amazonas que le puso el extremeño Francisco de Orellana en 1541.
   Con motivo de los pleitos colombinos promovidos por el hijo del Almirante, D. Diego Colón, Vicente Yáñez compareció ante el fiscal del rey el 31 de Marzo de 1513, declarando que: ….descubrió toda la costa, é luego corriendo al occidente la cuarta al nurueste, que así recorre la tierra, é que descubrió é halló la mar dulce, é que sale 40 leguas en la mar el agua dulce… Explorando su inmenso estuario (Boca del Río Grande), la flota fue sorprendida por una gigantesca ola que con gran ruido, velocidad y violencia la arrastraba río adentro, poniendo a las naves en peligro de zozobrar que, finalmente, pudo ser evitado gracias a la pericia y esfuerzos de la marinería.
   En las probanzas de los pleitos citados, el 25 de septiembre de 1515, Antón Hernández Colmenero manifestó que: ….entraron en un río en que hallaron agua dulce, que entra el agua dulce en la mar 30 leguas, é estando surtos los navíos, alzábase de golpe la mar é el ruido que traía les alzó cuatro brazas el navío…. Este fenómeno, conocido como macareo y por los indios Pororoca que en su legua significa gran estruendo, constituye una de las pruebas más evidentes del descubrimiento del Amazonas y consecuentemente del Brasil por Vicente Yánez, aunque los portugueses proclaman a Pedro Álvarez del Cabral o a una expedición secreta de Duarte Pacheco como los descubridores de  esas tierras, cuando antes que Cabral y poco después de Vicente Yáñez, su primo Diego de Lepe, acompañado de su hermano Juan Rodríguez de Mafra, también recalaba en la costa brasileña, descubriendo en su retorno el río Orinoco.
  La Pororoca, llamada en francés Mascaret y en inglés Bore, tiene su causa en las mareas que periódicamente se verifican en el nivel del mar. Estas oscilaciones, al alterar el equilibrio de una masa de agua, producen ondulaciones que se propagan por encima o por debajo del nivel medio del mar. De esta anomalía se deriva que en los ríos la marea sube con más rapidez que baja, siendo el periodo de tiempo menor entre la bajamar y la pleamar que entre ésta y la bajamar, motivo por el que en algunos la ola se convierte en un muro de agua cuya velocidad y altura dependen de la configuración del estuario, de su profundidad y de las irregularidades de su lecho. De estas olas de mareas destacan, entre otros, el macareo del Tsien-Tang-Kiang en China, el mayor del mundo y con olas de hasta 9 metros, el del Brhamaputra en Bangladesh, y la Pororoca del Amazonas, que llegan a alcanzar los 7 metros de altura, penetrando 100 km. o más río arriba. De menor importancia se producen en el Hugli de la India, en el Petitkodiac (bahía de Fundy) en el Canadá, en el Sena en Francia,  que ya no se produce por la canalización del puerto de Le Havre, siendo tristemente famoso porque una de sus olas produjo la muerte de una hija de Victor Hugo.

  La Pororoca es, pues, prueba concluyente de la expedición palerma, injustamente casi ignorada. Económicamente fue un desastre: vinieron muy gastados e pobres. De las cuatro naves que zarparon de Palos, sólo regresaron dos en los últimos días de septiembre de 1500, transportando en sus bodegas unos 350 quintales de palo brasil, a pesar de su prohibición en las Capitulaciones de 1499, unos topacios, algunas especias y cerca de 40 indígenas apresados para venderlos como esclavos, pero Mártir D’Anglería  cuenta que ocho hombres perecieron en enfrentamientos con los nativos. Los Reyes Católicos, para compensar las pérdidas, promulgaron una Real Ejecutoria, el 21 de junio de 1501, para librar el dinero que Vicente Yánez había adelantado y otorgándole permiso a él y a sus sobrinos, acatando los buenos é leales servicios que nos habedes fecho é esperamos que nos fareis de aquí adelante, extraigan de las costas de Andalucía 400 cahíces de trigo y lo vendan donde les conviniera.
   En la Real Provisión dictada por el emperador Carlos I en Barcelona en 1519, otorgando escudo de armas a la familia Pinzón y sus descendientes, se declara: …diz que descubrieron seis cientas leguas de Tierra Firme, é hallaron el gran río y el Brasil…
   Se trata, en definitiva, de reivindicar un acontecimiento cuya trascendencia histórica, social y económica lo demandan.


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