jueves, 7 de febrero de 2013

Faros de Huelva

FAROS  DE  HUELVA

A. Casas.

            Es conocida la trascendencia de las señales marítimas en la ayuda y seguridad de la navegación que, según la IALA/AISM, se “fundamentan en un punto fijo establecido en tierra o en el mar, emitiendo un mensaje visual, acústico o radioeléctrico”. Estas señales en la antigüedad eran visuales y transmitidas a través de los faros, que al correr del tiempo fueron instalándose en prácticamente todos los países asomados al mar, de forma que su proliferación requirió la necesidad de organizarlos a nivel mundial, partiendo de la base de considerarlos en conjunto a lo largo de las costas, islas, canales, etc. Este proceso de sistematización y uniformidad de normas y conceptos culmina en España con la promulgación del RD de 13 de septiembre de 1873, disponiendo que nuestras costas deben de estar amparadas estratégicamente por una red de 153 faros, comenzándose la construcción inmediata de los que faltaban para alcanzar dicha cantidad.
            La principal función de los faros consiste, primordial y específicamente, en que desde cualquier punto de la mar y en cualesquiera circunstancias meteorológicas, los buques se sitúen en la “carta náutica” una vez identificados, por una parte, su “apariencia luminosa” o conjunto de fases de luz y ocultación, y,  por otra, el alcance de la señal en millas que es la unidad de longitud náutica con un valor de 1852 metros, aunque es frecuente que en España se trabaje con 1851,85 m. En un faro se distinguen tres partes principales: la “base”, o elemento de apoyo en el terreno, el “fuste” o cuerpo de la torre, y el “torreón”, donde va instalado la linterna. En la actualidad se recomienda que el “fuste” lleve pintadas franjas de color rojo, naranja o negro para facilitar su visualización de día.

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            Entre las zonas más desprotegidas en materia de marcación de un punto determinado de la costa, se encontraban los 117 km. de litoral desde la desembocadura del Guadiana hasta la del Guadalquivir, cuyas entradas estaban señalizadas por los faros de Villa Real, en Portugal, y el de Chipiona en Cádiz, por lo que el primer faro que se instaló fue el del Rompido que comenzó a funcionar el 29 de mayo de 1861. Tenía (tiene) una altura de 13 m., iluminando la entrada del río Piedras por la Punta del Gato. En 1961, se consideró finalizada su misión ya que sólo balizaba la Barra del Terrón, levantándose otro mucho más potente, muy próximo al antiguo, con una altura de 29,09 m, sobre el terreno y de 42, 69 m. sobre el nivel del mar; su alcance es de 36 millas y su “apariencia” de dos destellos de luz blanca cada 10 segundos. El antiguo se ha aprovechado para convertirlo en un centro cultural y turístico.
            El segundo faro que se construyó en el tramo de costa citado fue el del Picacho, en el término de Mazagón, formado por una torre octogonal de 23 m. de altura sobre el terreno y 52, 40 m. sobre el nivel del mar. Ha sido objeto de varias reparaciones tanto en su estructura como en los dispositivos de iluminación, de las que podemos destacar las llevadas a cabo por don Rafael Olalla en 1941 y don Juan Ignacio Galvez-Cañero en 1958, y el proyecto de electrificación a cargo de don Fernando Pérez Gil, en 1949. Su apariencia es de un grupo de 2 y 4 relámpagos de luz banca cada 30 segundos, con un alcance de unas 30 millas.
            La construcción del dique de contención de arenas Juan Carlos I, más conocido como el “espigón”, demandó que en el morro sur de éste se construyera otro que contribuyera, junto con el del Picacho, a determinar el rumbo de recalada a la entrada de la canal del Padre Santo. El proyecto es obra de don Juan Gonzalo Vara, entonces ingeniero director del Puerto Autónomo de Huelva, inaugurándose el 3 de octubre de 1983. Su altura es de unos 26 m. y de 31’57 m. sobre el nivel del mar. Su fuste está constituido por una torre cilíndrica de 3m. de diámetro, rematada por dos balconcillos y la linterna que tiene un alcance medio de 12 millas y su apariencia es de 1 y 3 destellos cada 20 segundos con sectores blanco, rojo y de oscuridad. Es de los primeros de España que empezó a funcionar con paneles de energía solar.
            Por último, sólo quedaba por cubrir la franja de litoral comprendida entre el Picacho y la desembocadura del Guadalquivir, resolviéndose esta carencia con la construcción y funcionamiento del faro de Torre La Higuera, con una altura sobre el terreno de 24 m. y sobre el nivel del mar de 50m. y una apariencia de 3 destellos blancos cada 20 segundos, con un alcance de 20 millas. Con estas instalaciones queda perfectamente señalizada la franja suratlántica de la península ibérica con los 14 faros de la provincia de Huelva y los 14 de la de Cádiz, independientemente de los indicadores situados en canales navegables, zonas peligrosas, estuarios, etc., mediante el emplazamiento de marcas fijas y flotantes (luces de enfilación, boyas etc.) adaptadas al sistema “A” de balizamiento, en cuanto a la forma, color, ritmo de luz y marcas de tope, definidos en el rumbo del buque desde alta mar: a estribor, cónica y verde, y a babor, cilíndrica y roja; los destellos, según se establezcan.

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